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lunes, 29 de octubre de 2018
miércoles, 24 de octubre de 2018
Que es la historia?
“La historia (…)
tiene un campo de trabajo peculiar que no es, ni puede ser, el ‘pasado’”
(Moradiellos, Enrique, 2013, p.34) nos dice Enrique Moradiellos, entonces ¿qué
es la Historia si no es el estudio del pasado? Esa duda puede ser
inmediatamente seguida por ¿Cuáles son las responsabilidades o tareas que le
corresponden a un historiador? Y finalmente ¿Qué función cumple el historiador
en la sociedad? En este pequeño ensayo indagaré en estas cuestiones.
¿Qué es la
Historia? [en tanto ciencia social] es la pregunta elemental que surge al emprender el estudio de esta
disciplina. Una primera aproximación a una definición podría expresarse de la
siguiente manera: La historia es el estudio del pasado, pero tal definición seria rápidamente refutada por argumentos tales como el de Enrique Moriadellos citado en la introduccion o el siguiente de Marc Bloch: “¿De qué
manera se puede tratar como materia de conocimiento racional, sin previa
delimitación, a una serie de fenómenos cuyo único punto en común es el no ser
contemporáneos?” (Bloch, Marc, 1958, p.54). El argumento
de Enrique Moradiello hace mencion del hecho de que el
pasado, por definición, no existe, es tiempo pretérito, inaccesible y, por lo tanto, imposible
de ser analizado científicamente. (Moradiellos, Enrique, 2013). Orientados por estas
dos críticas podríamos perfeccionar nuestra definición de Historia delimitando el
universo de fenómenos que formarán parte del campo de la Historia y reflexionando
en la naturaleza de las entidades que son objeto de estudio de la Historia.
¿Qué característica distingue la Segunda Guerra
Mundial, la muerte de Sócrates, el Imperio Incaico y el periodo Sengoku en
Japón de otros sucesos pasados como la extinción de los dinosaurios, la
evolución de la vida vegetal en la tierra o la separación del supercontinente
Pangea? Todos estos acontecimientos tuvieron lugar en el pasado, pero los del
primer grupo indudablemente pertenecen al ámbito de la Historia, mientras los
del segundo grupo pertenecen a otras disciplinas. la respuesta se puede
advertir muy fácilmente: los primeros sucesos incorporan a la humanidad, a los
hombres. Como bien señala Bloch “la
historia quiere captar a los hombres” (Bloch, Marc, 1958, p.57).
Analizando la refutación de Moradiellos debemos
preguntarnos ¿cómo generamos conocimiento del pasado si este, por su misma
naturaleza, es incognoscible? El mismo Moradiellos nos ofrece una respuesta a
esta interrogante: el conocimiento del pasado se obtiene a través del análisis
e interpretación de los residuos -fuentes históricas- que fueron generados en
ese tiempo pretérito. Las fuentes históricas que existen en nuestro tiempo son viables
de ser estudiadas por los historiadores contemporáneos, quienes pueden
interpretarlas para generar una narración que dé cuenta de su creación o su
surgimiento.
Incorporando estos nuevos elementos podríamos definir
a la Historia como la disciplina que se dedica a comprender y narrar el devenir de los
grupos humanos a lo largo del tiempo basándose en el estudio e interpretación
de las fuentes históricas pertinentes. Pero el historiador no enfrenta
esta titánica tarea en soledad, puede recurrir a otras ciencias para obtener
sus fuentes en caso de que el objeto de estudio carezca de suficientes
documentos históricos; tal como evidencia George Duby en el capitulo "Advertencia" del libro "Economia rural y vida campesina en el Occidente Medieval", cuando menciona la necesidad de recurrir a la arqueología y a la geografía agraria (Duby,
George, 1999) para poder construir conocimiento historico.
La aparición del vocablo “interpretación” en la
definición de Historia revela la presencia constante de un ingrediente
subjetivo, pero esto no implica caer en el escepticismo de creer que cualquier interpretacion de la historia es correcta o, por el lado opuesto, el nihilismo de pensar que no existe una interpretacion objetiva. Tal
como expone Edward Carr en el clasico texto historiografico "Que es la historia?": “No puede
deducirse, porque la interpretación desempeñe un papel necesario en la fijación
de los hechos de la historia, ni porque no sea enteramente objetiva ninguna
interpretación, que todas las interpretaciones sean igualmente válidas y que en
principio los hechos de la historia no sean susceptibles de interpretación
objetiva.” (Carr, Edward, 1961, p.36)
Establecidos estos puntos podriamos preguntarnos sobre
la razón de ser del historiador, su función social. A decir de Josep
Fontana el objetivo del historiador es aportar conocimientos que sirvan para
mejorar el destino de los hombres y mujeres (Fontana, Josep, 2006). Cabe
preguntarnos ¿Qué diferencia existe entre la vida de quien conoce los
pormenores de la Batalla de Gibraltar y quien no sabe nada de ella? La
diferencia entre estos hipotéticos individuos es, en ciertos casos, nula. El
mero conocimiento de los fenómenos históricos no basta para brindar a un
individuo las herramientas para alcanzar una comprensión superior de los
problemas con los que se enfrenta diariamente, para que ello suceda debe mediar
un marco referencial que le permita relacionar el pasado y el presente (Pigna,
Felipe, 2004). La existencia de este marco referencial permite la plena conciencia
de que el presente en el que vivimos es el resultado de las victorias de
determinados proyectos políticos y el triunfo de determinados valores, y que
existieron infinidad de proyectos alternativos que fueron derrotados, y que
esas batallas se continúan dando hoy en día en una infinidad de ámbitos, desde los ambitos politicos y militares hasta los academicos, religiosos e incluso deportivos.
Los riesgos de ignorar la Historia son muy graves, parafraseando
a Ruiz Domenec la historia es necesaria; las consecuencias de la ausencia de
la conciencia histórica están perfectamente ejemplificadas en un texto escrito
por Rodolfo Walsh en 1969 en el contexto de las luchas sociales por los derechos laborales en
Argentina: “Nuestras clases dominantes
han procurado siempre que los trabajadores no tengamos historia, no tengamos
doctrina, no tengamos héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo,
separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las
lecciones se olvidan. La historia aparece, así como propiedad privada cuyos
dueños son los dueños de todas las cosas.” (Walsh, Rodolfo, 1969)
La disciplina de la Historia es uno de
los varios ambitos donde existe una lucha entre actores que buscan conservar y
actores que buscan transformar las relaciones de poder. Y seria formidable poder colaborar en la construccion de “(…) una clase de historia que aspire no
tanto a acumular conocimientos como a enseñar a pensar, a dudar, a conseguir
que nuestros alumnos no aceptes los hechos que contienen los libros de historia
como si fuesen datos que hay que memorizar, certezas como las que se enseñan en
el estudio de las matemáticas, sino como opiniones e interpretaciones que se
pueden y se deben analizar y discutir.” como lo expresa Josep Fontana.
sábado, 18 de agosto de 2018
miércoles, 6 de junio de 2018
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